En esta ponencia se reflexionará en torno a la importancia de promoción de la lectura en el contexto de la diversidad cultural que caracteriza los grupos sociales en la actualidad. En tal sentido, es oportuno mencionar que la cultura abarca la totalidad de la vida de un pueblo, con sus valores, tradiciones y creencias que animan su convivencia diaria. Es por ello, que para hablar de lectura y lectores es fundamental pensar en la cultura en la cual interactúan las personas.
Otro aspecto de vital importancia, es la educación ya que constituye la base del progreso del país. Es decir de su cultura, dado que no existe en la sociedad una actividad más compleja, delicada y sensible que la formación del recurso humano. Sin embargo, la escuela no ha asumido el rol protagónico que le corresponde en este proceso, ya que su acción se ha centrado en la transmisión del conocimiento, dejando a un lado la construcción del saber y la formación de valores tan esenciales para alcanzar el pleno desarrollo de la personalidad. En este contexto, estudios desarrollados por el Ministerio de Educación y Deportes (2001) han develado que “…a pesar de los esfuerzos realizados en materia educativa los últimos diez años, los cambios no han sido significativos, es decir, continua la exclusión escolar y la repitencia; lo cual ha llevado a crear en el marco de Plan Septuanual (2000-2007) las escuelas bolivarianas y las misiones Robinson y Ribas…, entre otros proyectos”
La región “Valles del Tuy” no escapa de esta realidad, ya que los resultados arrojados en el informe anual del Distrito Escolar y
Según Pacheco (2005) este fracaso escolar esta asociado a múltiples factores, entre los cuales cabe señalar: práctica alfabetizadora tradicional, bajo ingreso económico, alimentación deficiente; entorno sociocultural desfavorable; así como también limitaciones para el uso eficiente de la lengua escrita como medio de comunicación.
Estudiosos del proceso de alfabetización como Goodman, Ferreiro, Kaufman (1990-2005) señalan que aun antes de iniciar su educación formal los niños tienen numerosas experiencias de lectura, la relación con su familia permite a los niños tener acceso a material impreso variado y a actividades de lenguaje oral y escrito, constituyendo la base de los conceptos y actitudes para formar lectores entusiastas.
Estos investigadores afirman que el tiempo que toma un niño para consolidar su proceso de alfabetización depende en parte del contacto previo que a haya tenido con materiales escritos en su entorno sociocultural; también señalan que un niño que ha crecido en un ambiente donde se practica y valora la comunicación y la lectura, donde haya diversidades materiales impreso, para ello, a quien se le ha hablado, leído; este niño llegará a la escuela con la mejor predisposición para la lectura.
En este orden de ideas, González (2000) plantea que una de las razones por las cuales la escuela ha fracasado en la formación de lectores, es la escasa oportunidad que se ofrece en el aula para la formación de un lector independiente, ya que no se da importancia al libro y a la promoción de su uso adecuado en el contexto de la cultura local, regional y nacional. Esto implica, que la lectura no puede ser concebida sin la cultura, de la cual forma parte, ciertamente la lectura es un asunto comunitario, tal como lo afirmaba Foucamber y Freire; quienes consideran que leer es parte de vida, que “se lee el mundo antes que la palabra escrita”.
Esta perspectiva de la lectura ligada estrechamente a la cultura, es de vital importancia para nosotros los educadores, en vista de que nos invita a repensar la práctica pedagógica desde otra mirada, donde el alumno con su experiencia de vida que forma parte de su cultura o entorno en el cual ha crecido, debe ser el centro del proceso, por tanto, si las estrategias didácticas no parten de ese acervo cultural tan rico que ya él traen a la escuela, corremos el riesgo de generar frustración en el aprendizaje de la lectura, lo que sin duda alguna, lo alejaría de la escuela.
En este orden de ideas cabe señalar, que en el informe de Evaluación y Rendimiento Estudiantil del Ministerio de Educación y Deportes (2000), se evidencia que el promedio académico de estudiantes en la primera etapa se situó entre seis y ocho puntos en la escala del 1 al 20, por lo que uno de los problemas más graves de la educación venezolana es el fracaso escolar.
Actualmente se observa que prevalece ésta problemática. Todo esto se debe a múltiples causas, pero se cree que la escuela tiene una gran parte de responsabilidad en esta problemática, por la desvalorización del rol de maestro, y la vigencia de una didáctica tradicional donde el niño es considerado un receptor pasivo de los conocimientos transmitidos por el docente, quien posee el saber, decide, planifica secuencias rígidas de aprendizaje y evalúa por medio de pruebas. Esta realidad, justifica las acciones que se desarrollaron en el país en materia de lectura y escritura desde el año 1990 hasta el 2000; entre las cuales cabe señalar: el Proyecto Plan Lector de Cajas Viajeras dirigido a niños y docentes de
Por otra parte, impulsa al Ministerio de Educación y Deportes a iniciar el Plan Nacional de Alfabetización que se concreta a través de las misiones Robinson I y II, con el propósito de alfabetizar a todas aquellas personas que han sido excluidos del sistema educativo formal por no saber a leer y a escribir (Izturis, 2004)
Ante este panorama ¿Qué podemos hacer?.
Michele Petit (2005) plantea que es vital propiciar el acercamiento de los niños y los jóvenes a la lectura, a través de un ambiente ameno y rico en materiales de lectura propios de su cultura, donde debemos actuar como mediadores. Y un mediador es "(...) aquel o aquella que puede legitimar un deseo de leer no bien afianzado. Aquel o aquella que ayuda a traspasar umbrales, en diferentes momentos del recorrido. Ya sea profesional o voluntario, es también aquel o aquella que acompaña al lector en ese momento a menudo tan difícil, la elección del libro. Aquel que brinda una oportunidad de hacer hallazgos, dándoles movilidad a los acervos y ofreciendo consejos eventuales, sin deslizarse hacia una mediación de tipo pedagógico." , entonces, cabe preguntarse, ¿hasta qué punto estamos preparados desde nuestro itinerario de lecturas y desde nuestra formación, para ser mediadores en este proceso complejo que es la lectura? ¿Cuáles son los conceptos que debemos revisar y reconstruir?
Ante este panorama cabe preguntarnos si ¿sería posible construir nuevas concepciones de "lectura", "lector", "mediador" y "biblioteca"? que surgieran de la relación de la propia experiencia, del diagnóstico y del encuadre teórico. ¿Si sería posible crear herramientas para la realización y puesta en práctica de un proyecto de promoción de la lectura que involucrara a toda la comunidad con su cultura?. Creo que sí.
Por eso nos debemos plantear lograr los siguientes objetivos:
1- Contribuir a crear proyectos de Promoción de la lectura que respondan a las características culturales de los grupos.
2- Concientizar sobre la necesidad de promover la lectura desde todos los espacios socioculturales.
3- Favorecer la vinculación entre las escuelas e instituciones educativas y otros espacios de la comunidad
4-Replantear el rol del mediador.
5-Revisar el espacio de la literatura en la escuela y la comunidad.
6-Reconsiderar la lectura como proceso sociocultural y como vehículo de transmisión y reformulación cultural.
¿Por qué hablo de esto en una reflexión sobre lectura? Porque estoy plenamente convencida que la lectura trae consigo el verdadero desarrollo social, cultural y económico. No debemos concebir el desarrollo sin libertad. No me refiero a libertad únicamente ante las leyes, sino libertad real, la que implica ser libre de comer, ser libre de tener atención médica, ser libre de tener una vivienda digna. No es libre al interior de una sociedad, quien no tiene las necesidades básicas de sobrevivencia solucionadas. Y ahí mismo, en ese terreno de la sobrevivencia, el ser humano tiene que ser libre de LEER, de leerse así mismo, a los demás. No es libre quien no tiene información, ni la capacidad de trasformar la información en conocimiento y el conocimiento en sabiduría, que como escuche alguna vez, la sabiduría no es otra cosa que la capacidad de aplicar el conocimiento en la vida diaria. Es decir, la sabiduría es la cultura.
Ponencia. Por Vilma González.