Leer es un proceso complejo que
implica interpretar, entender, compartir o disentir de las ideas del autor del
texto, que involucra una serie de competencias que le permiten al lector asumir
y justificar una postura ante el mundo. En las últimas décadas han surgido
concepciones que superan la creencia de que la lectura es un proceso
psicológico mecánico que de se da en etapas, es decir:
“…El
esquema clásico dentro de ésta concepción, proponía el reconocimiento de
palabras como primer nivel seguido de la comprensión como segundo nivel,
de la reacción emocional en tercer lugar y; de la asimilación o evaluación como último nivel. El lector desempeña en este caso un papel
meramente receptivo, en la medida que el sentido de lo leído le llega de afuera…”
(Dubois, 2000).
En la actualidad, se cuestiona éste enfoque y se plantea que la lectura
lejos de ser un proceso fragmentado en sus partes componentes; es un proceso complejo de transacción entre el
lector y el texto; es decir, ya no se considera al lector un simple receptor,
todo lo contrario es un intérprete activo de lo que lee, se trate de un cuento
o una noticia. Se habla de un enfoque transaccional, que involucra la
concepción interactiva, pero profundiza más al destacar la relación recíproca
entre lector y textos (Rosenblatt, 1985).
La filosofía que subyace desde esta perspectiva es que el texto contiene
el significado en potencia, pero que éste se actualiza por el lector en el
proceso de transacción. De allí la importancia, de crear espacios de
aprendizaje en formación inicial y permanente de los participantes que cursan
estudios en educación, de tal manera que puedan incorporar en su ser, hacer y
saber una visión de la lectura como proceso indivisible, que demanda un docente
crítico y abierto al cambio, que favorezca la participación activa del niño y
joven en el proceso.
En tal sentido, se propone a las
instituciones universitarias como alternativa para promover la formación
inicial y permanente de los docentes la práctica de la lectura y la escritura;
cambiar el paradigma tradicional del aprendizaje por una opción humana y
constructiva del conocimiento, que involucre a los actores naturales de la
tríada didáctica: el que enseña, el que aprende y el contenido del área que se
pretende enseñar. Todo esto, en el contexto de un ambiente de aprendizaje
participativo y cooperativo de
producción de saberes. Se trata de concebir la lectura como un proceso
“transaccional” donde existe una relación recíproca entre el lector y texto; es
decir, una transacción, que se concreta en una síntesis que constituye el
significado que el lector atribuye al texto.
En palabras de Rodríguez, (1998) la modernidad, lenguaje y lectura se convirtieron
en instrumentos y objetos de conocimientos. Es decir, ya no se les concibió
sólo como recurso o medio, sino que adquirieron dignidad propia, si bien todavía en términos
cognoscitivistas tal es el caso de los modelos de falsación popperiana, el
consenso postulado por Kunh y la reconstrucción empírica de los procesos
cognoscitivos de Piaget. Como objeto de conocimiento la lectura se subdividió
en dos posiciones: la que metodizó su enseñanza a partir de supuestos e
inferencias del aprendizaje “natural” de la lengua, y la de corte hermenéutico
que inició preguntándose por el sentido del texto, y que concluyó en una suerte
de historia universal de la interpretación. (p.40).
Todo éste movimiento favoreció la
reflexión de la práctica pedagógica donde coexistían dos enfoques, uno que concebía
la lectura como descodificación de signos y otro; que partía de los hallazgos
de Piaget en cuanto al desarrollo del pensamiento, mediante un proceso de construcción
del sujeto en interacción con su entorno y, los aportes de Ferreiro, quien
siguiendo una perspectiva piagetana reveló evidencias en cuanto al papel del
individuo en la anticipación del sentido del texto, así como también; demostró
que la adquisición de la lengua escrita está vinculada a la interrelación con
el sistema de escritura y con los portadores de texto. De allí, que en la
actualidad se considere, que el sentido de la lectura surge de la información
que ya posee el lector y su interacción con la aportada por el autor del texto
en un proceso dialéctico-hermenéutico que propicia la comprensión.
Específicamente en la Carrera de Educación de la Universidad Nacional
Experimental Simón Rodríguez (UNESR: Núcleo Valles del Tuy), a través de
acciones estratégicas desarrolladas en el marco de la Línea de Promoción de la
Lectura y Escritura (PLE), se han generado
cambios positivos tanto en la actualización de las unidades curriculares
del eje de lenguaje (lectura y escritura, literatura infantil, narrativa
venezolana y lenguaje y comunicación); como en la formación del facilitador
como promotor y mediador de experiencias significativas en espacios que
favorezcan un acercamiento placentero entre los libros y los actores del
quehacer educativo.
En efecto, se asume la lectura como una acción comunicativa e intersubjetiva entre el lector y el texto,
que implica reciprocidad y transacción permanente para descubrir lo que pretende
decir el autor, lo que piensa el que lee
y lo plasmado en la escritura, donde la
concepción teórica que subyace el desarrollo de actividades (encuentros,
talleres, tertulias, círculos de estudio, visitas a las aulas y Bibliotecas
Públicas, Jornadas de Intercambio de Experiencias pedagógicas, entre otros) es la Trasaccional, según la cual “…todos los
fenómenos del universo están interrelacionados y muestran una unidad
fundamental” (Roseenblatt, 1978).
Desde ésta postura, la lectura se define como una relación recíproca
entre el lector y el texto, tal como se explicó con anterioridad, donde cada
acto de lectura es un evento, una trasacción durante la cual se construye el
significado de lo leído. Por lo tanto, la facilitación en los ambientes de
aprendizaje en ésta casa de estudio tiene como finalidad crear las condiciones
para formar un egresado o futuro docente capaz de valorar la lectura y su
importancia para su crecimiento personal
y profesional.
Reflexiones de la ponencia presentada en el I Congreso Internacional de Filosofía, Política y Ética. Venezuela ( Vilma González)